lunes, 15 de noviembre de 2010

Las tres claves del fascismo universitario por Ezio Serrano Páez

En la actual etapa de involución de la sociedad democrática venezolana, es posible distinguir el ropaje que asume el proyecto totalitario en desarrollo. Su aplicación al espacio concreto de la universidad pública venezolana, se viene desplegando con tres elementos tácticos esenciales para lograr el objetivo estratégico de control pleno de las instituciones académicas. Estos tres elementos son:

1.- Aprovechamiento meramente político de la legalidad interna de las instituciones a fin de utilizar aquellos espacios jurídicos útiles para introducir la confusión totalitaria Estado-Gobierno-Partido. Un buen ejemplo de esto se puede ver en la reciente actuación del Consejo Superior de la USB. Los miembros de aquel consejo actúan bajo la línea general del partido, argumentando en nombre del interés nacional teóricamente defendido por el Estado.

2.- Asfixia económica de la Institucionalidad Universitaria. Con el claro propósito de reducirnos a la lucha reivindicativa, por el pago de deudas y sin opciones para ejercer a plenitud la libre creación, la difusión del pensamiento crítico, ni la investigación no oficial. Mientras por una parte se acosa, y hasta se llega al boicot de las iniciativas para diversificar los ingresos, por otra, se limitan las partidas presupuestarias al mínimo. Con ello se abona el terreno de la división, las pugnas internas son atizadas, surge la desesperanza, y se quiebra la voluntad de lucha. En su conjunto, esto permite desplegar el tercer elemento del plan:

3.- Deslegitimar la institucionalidad interna colocando entredicho la autoridad moral, académica y ejecutiva de quienes se desempeñan en los cargos fundamentales de la institución universitaria. Todos los obstáculos y trabas administrativas son puestos en escena en unas instituciones altamente burocratizadas y con abundancia de funcionarios dispuestos a cooperar con el desquiciamiento institucional. Llama poderosamente la atención el aporte que prestamos desde nuestro gremio, al logro de este propósito. Dándonos el beneficio de la duda, probablemente esto se explique por incomprensión del momento táctico. No logramos entender que el dominio totalitario sólo se puede frenar con la firme unidad de quienes creen en el pensamiento libre y quienes pueden colocar la defensa de la institución por encima de sus intereses particulares. A ver si dejamos de ayudar a los totalitarios en su infame tarea. A diferencia de la fábula de Pedro y El lobo, ya no hace falta que la fiera llegue, está con nosotros y en nosotros.