miércoles, 16 de diciembre de 2020

El Golpista Donald Trump


Donald Trump está cerrando su  caótico período presidencial con broche de oro. Su desprecio por la democracia no puede ser más patente que en estos días. Su actuación, y la de muchos de los que lo apoyan, no puede calificarse  sino de golpista al pretender invalidar decenas de millones de votos en los estados donde perdió para así poder continuar en el poder.

 

Donald Trump no es un demócrata, nunca lo ha sido, es un niño rico y malcriado que estaba acostumbrado a ejercer un poder despótico y autoritario en sus empresas y sin ninguna experiencia política, por lo que no es sorpresa que durante su presidencia hemos visto claramente su deriva autoritaria. Desde que comenzó a participar en las primarias republicanas vimos su patológica  incapacidad para reconocer una derrota política. Aunque inicialmente reconoció la victoria de Ted Cruz en Iowa en la primera confrontación electoral republicana del 2016, inmediatamente comenzó a denunciar un supuesto robo por parte de Cruz. A pesar de haber ejercido la presidencia por casi cuatro años en vez de tratar de ajustarse a la dinámica democrática lo que ha hecho ha sido es tratar de subvertirla a cada paso.

 

Durante todo su período ha seguido el “manual del autócrata”, el mismo que han seguido déspotas como Chávez, Erdogan y  Orbán entre otros. Primero, un ataque feroz a la verdad, la propalación de teorías conspirativas y de hechos alternativos (‘alternative facts’ Kellyanne Conway dixit) y por tanto un ataque despiadado  los medios de comunicación establecidos, tildándolos al mejor estilo stalinista como “enemigos del pueblo”.  Segundo, el desconocimiento de el poder contralor del congreso, el hecho más notable en este respecto es su negativa frontal a colaborar con la investigación que terminó con su “impeachment” hecho que no tiene precedentes en la historia de los Estados Unidos y que ni siquiera un corrupto y mentiroso confeso como Richard Nixon se le ocurrió hacerlo en su momento. Tercero, una clara intención de alterar la dinámica del poder judicial proponiendo al senado muchas veces jueces de dudosa capacidad  pero de clara lealtad hacia él y utilizando al fiscal general como su abogado personal. 

 

Por ello la perspectiva de un segundo período de Donald Trump hubiera sido mortal para las instituciones democráticas norteamericanas que si bien hasta ahora han resistido a sus embates, la perspectiva de cuatro años más de enfrentamiento no lucía nada promisorio. Afortunadamente el pueblo norteamericano lo rechazó de manera clara. Su derrota fue un claro rechazo a su persona, que no al partido republicano que mejoró su  cuota en la cámara de representantes y todavía lucha por el control del senado. Fue, sin lugar a dudas,  una clara derrota  con una  diferencia en el voto popular de más de siete millones de votos (81,283,485 vs  74,223,744) y de 74 delegados al colegio electoral (306 vs 232).

 

 Sin embargo, como era de esperarse Donald Trump, dado su talante autoritario, no acepta su derrota.  Lamentablemente esta situación no debería sorprender a nadie ya que en una actitud claramente antidemocrática Trump había dicho de manera reiterada, a lo largo de la campaña electoral, que la única forma que él pudiera perder las elecciones sería por un fraude masivo y se ha embarcado en una campaña como nunca se había visto en los Estados Unidos, para desconocer el resultado de las elecciones. 

 

Dicha campaña comenzó mucha antes de las elecciones, sembrando dudas en el proceso electoral, en especial del voto por correo, y sus para nada disimulados intentos de entorpecer y sabotear el correo nacional, nombrando como director (post master)  a una figura cuyo único mérito para el cargo había sido ser un contribuyente financiero de su campaña. Continuó  la misma noche de las elecciones exigiendo que se parara el conteo de los votos en los estados que para el momento iba ganando (Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin) pero que se contara hasta el último voto donde iba perdiendo (Arizona). Cuando el sábado 7 de Noviembre las principales cadenas de noticias terminaron dándole la victoria a Biden en base a muy serias y bien fundadas proyecciones, no sólo AP, CNN, ABC  y CBS, sino también su aliada de siempre Fox News, él y sus cómplices dijeron que no eran los medios de comunicación los que declaran el ganador a la presidencia. Sin embargo, eso es una tradición que se remonta a 1848 cuando AP comenzó a totalizar los resultados de las 50 elecciones estatales porque este proceso no es un proceso nacional, ni hay un órgano nacional que supervise las elecciones. Luego siguió con  demandas legales en los estados claves donde perdió Trump, de las cuales, al día de hoy  son casi 60,  que, salvo una de menor importancia, todas  han sido desestimadas o negadas de plano simplemente por falta de pruebas a las irresponsable afirmaciones que ruidosamente hacen en las ruedas de prensa pero que han sido incapaces de sostener frente a un juez. Adicionalmente,  presionó primero a funcionarios electorales locales (caso del condado de Wayne en Michigan) y también a autoridades legislativas estadales instándolos a desconocer los resultados electorales para evitar así la certificación de los resultados electorales estatales. Luego, los juicos para tratar de impedir las certificaciones, como en el caso de Pensilvania, que también fallaron. Una vez que se llego al 8 de Diciembre, fecha límite para los estados para certificar los resultados y ya era un hecho consumado la victoria de Biden aparece de manera sorpresiva el Jueves 10 de Diciembre una demanda del fiscal general de Texas, Ken Paxton, por cierto bajo investigación por corrupción y abuso de poder, ante la Corte Suprema solicitando invalidar las votaciones de Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Dicha solicitud  fue apoyada por 17 otros fiscales generales de otros estados, todos republicanos por supuesto, 126 miembros de la Cámara de Representantes, muchos de los cuales resultaron electos en las mismas elecciones que pretenden impugnar, y por supuesto por el propio Donald Trump. 

El basamento de la alocada demanda de  Texas para solicitar de anular más de 10 millones de votos, nada más ni nada menos, se basaba en la autoridad que tiene dicha Corte  Suprema para intervenir en disputas entre los estados. Sin embargo, cómo cada estado administra sus elecciones no puede ser una punto de discusión siendo como lo es Estados Unidos una federación. La Corte Suprema rechazo de manera sumaria tal solicitud por falta de un suporte legal sólido, sin ninguna voz disidente, ni siquiera los tres magistrados nombrados por Trump pudieron hacer nada al respecto dado lo alocado de la solicitud.

 

Han sido pues seis semanas como nunca vistas en la historia reciente de los Estados Unidos. El intento claro de desconocer la voluntad popular a cada paso del proceso han sido más que evidentes y no tienen que envidiarle nada a las acciones de otros autócratas  alrededor del mundo como Mugabe, Maduro o Lukasenko. En el camino  Trump ha denunciado y atacado a los que no se doblegan a sus inrresponsables afirmaciones. Cuando el republicano Chris Krebs director de la agencia de ciberseguridad e infraestructura de seguridad, un brazo de su propio departamento de seguridad nacional de su gobierno,  declaro de manera taxativa que no existía ninguna evidencia de irregularidades electorales de alguna importancia  y más aún que éstas habian sido las elecciones más seguras en la historia del país, Trump lo despidió sin miramientos. Cuando el republicano Brad Raffensperger, secretario de estado de Georgia, certifico los resultados dando ganador a Biden, lo llamó traidor. Más aún exigio al gobernador  de Georgia Brian Kemp que convocara una sesión de la congreso estatal para desconocer los resultados y nombrar directamente los delegados del colegio electoral y  cuando éste se negó lo declaro enemigo del pueblo. Trump forzó a su fiscal general Bill Barr a autorizar investigaciones del departamento de justicia sobre irregularidades electorales, pasando por encima de protocolos bien establecidos que no permiten hacer eso antes de que los resultados electorales sean certificados, pero cuando éste declaro, el 1 de Diciembre, que sus fiscales investigadores del FBI no  habían encontrado ningún indicio de fraude que pudiera afectar el resultado electoral, ya se sabía que tenía sus días contados y poco después le pidió su renuncia. Mich McConell líder republicano en el senado finalmente reconoció el 15 de Diciembre, luego de la votación del colegio electoral el día antes que como estaba previsto  eligió a Biden por 306 votos, acto que inmediatamente Trump repudió por Twetter. Sin embargo ese mismo día los republicanos en Georgia, Pensilvania y Wisconsin aparecieron con una lista de electores salidos de la nada votando todos por Trump. La fecha final será el 6 de Enero del 2021 cuando el congreso se instale en sesión conjunta para certificar la votación del colegio electoral y si bien las posibilidades de revertir la votación en esa sesión son totalmente remotas más de un exaltado cifra sus esperanzas de una victoria a última hora en esa sesión que termine imponiendo a Trump, echando por tierra no sólo una victoria en el voto popular sino también la del colegio electoral cosa que no tiene ningún precedente en más de 240 años de vida republicana.

 

A medida de que sus opciones legales se han ido cerrando Donald Trump se ha vuelto más irracional y vociferante. Sus tweets siguen afirmando que no sólo él ganó las elecciones sino que lo hizo por mucho, a pesar que la diferencias tanto en el voto popular como en delegados al colegio electoral ya mencionadas. Afortunadamente la solidez de las instituciones democráticas norteamericanas han soportado este nuevo y quizás el último asalto por parte del golpista Trump. Sin embargo, el daño infligido es muy grande, por ejemplo hecho que mas de la mitad de los votantes republicanos estén convencidos que las elecciones fueron fraudulentas y que a Trump le robaron la presidencia va a dejar secuelas muy profundas que serán difíciles de superar y que será un reto  muy grande para Biden y Harris en su gestión presidencial, así como el prestigio del sistema político de los Estados Unidos en el mundo ha sido dañado quizás de manera permanente.

 

  

lunes, 16 de noviembre de 2020

De nuevo sobre las elecciones en Estados Unidos: la democracia como problema.


Ha pasado ya más de una semana del 3 de Noviembre, el día de las elecciones generales y varios días desde que Joe Biden fue declarado ganador por haber pasado el umbral de los 270 delegados en el Colegio Electoral (hoy en día ya son 306). Sin embargo, Donald Trump, y muchos de sus seguidores se niegan a reconocer el resultado, y peor aún lo ha denunciado como un masivo fraude electoral, a pesar de que la agencia de ciberseguridad e infraestructura de seguridad, un brazo de su propio departamento de seguridad nacional, conjuntamente con la asociación nacional de secretarios de estad,  ha declarado de manera taxativa que no existe ninguna evidencia de irregularidades electorales de alguna importancia  y más aún que éstas han sido las elecciones más seguras en la historia del país.

 

Lamentablemente esta situación no debería sorprender a nadie ya que en una actitud claramente antidemocrática Trump había dicho de manera reiterada, a lo largo de la campaña electoral que la única forma que él pudiera perder las elecciones sería por un fraude masivo. Por ello su escandalosas e infundadas  acusaciones  de fraude y su autoproclamación en la madrugada del miércoles 4 de Noviembre no pueden sorprender a nadie aunque no dejan de ser terriblemente preocupantes. 

 

Por otra parte, en verdad Trump tiene más de 4 años, desde la campaña electoral de 2016, hablando del fraude electoral en los Estados Unidos.  Como está plenamente documentado, él no esperaba ganar las elecciones  y  por ello  comenzó a  denunciarlas, a denunciar el supuesto fraude que supuestamente le iban a hacer, pero gracias a que logró ganar Michigan, Wisconsin y Pensilvania por la mínima diferencia, por cierto bastante similares con las que Biden ganó ahora, ganó el colegio electoral pero perdió el voto popular por más de 2.8 millones de votos. Pero eso nunca lo aceptó, su explicación fue que más de 3 millones de indocumentados habían votado por Hillary Clinton. De hecho, luego de encargarse de la presidencia nombró una comisión para investigar el supuesto fraude y dicha comisión  se disolvió al poco tiempo sin hallar absolutamente nada. Así pues su actitud hoy en día es la continuidad de su campaña de desprestigio del sistema electoral norteamericano, expresando así su  completo desprecio de la voluntad popular porque en definitiva Trump, como buen  populista, no cree ni en la democracia, ni en sus instituciones.

 

El acto de reconocer la derrota electoral es una regla no escrita del sistema electoral norteamericano pero una pieza fundamental de todo lo que viene posterior a las elecciones. En primer lugar, porque con ese discurso el candidato no sólo desmonta todo su aparato de campaña sino también y mucho más importante desmoviliza al electorado que los respaldó en las elecciones y los obliga a reconocer al ganador. Las elecciones siempre desatan pasiones y ese discurso es fundamental para pasar la página y restañar las heridas. El video del discurso de John McCain reconociendo la victoria de Obama, que ha circulado de nuevo en las redes últimamente es una lección de valentía y gallardía política. Nada de esto ha pasado en este caso. Todo lo contrario tanto en la ya mencionada declaración en la madrugada del miércoles 4 de Noviembre como su todavía más incendiarias declaraciones en la noche del 5 de Noviembre profundiza sus infundadas denuncias de fraude y su temeraria afirmación no sólo que él ganó sino de manera arrolladora si se cuentan sólo los votos válidos (¡?). Esto es todavía más preocupante por el porcentaje de personas armadas y de milicias de todo tipo que existen en este país.

 

Con su actitud, Trump ha alimentado una inmensa cantidad de teorías conspirativas. Si uno se pasea por Twitterlandia la cantidad de teorías conspirativas es impresionante; entre otras tenemos:  que el triunfo de Biden una conspiración de los iluminatis, otra que está en marcha un golpe de estado de los “patriotas que respaldan a Trump” para derrotar al comunismo, a propósito de los cambios de última hora que hizo en el departamento de defensa; otra más que hay un software que cambió mas de dos millones de votos de Trump a Biden, o que una computadora fue capturada por el ejército de Estados Unidos en Frankfurt que probaría ese cambio; todavía otra más que el cambio y/o  extravio de votos a favor de Trump se debieron a una compañía llamada Dominion (contratada por varios condados de varios estados) que responde a intereses ligados a Nicolás Maduro; pero quizás la teoría conspirativa que se lleva el premio, es la  alimentada por ese fenómeno extraño llamado QAnon, dice que esta elección se trata de una cruzada contra una supuesta secta pedófila y satánica dirigida por Hilary Clinton, Barac Obama,  Joe Biden  así como algunas estrellas de Hollywood, que además junto con George Soros y Bill Gates están intentando imponer un nuevo orden mundial y un gobierno universal siendo Trump el defensor de la cultura occidental y cristiana (por cierto China y Rusia ¿dónde quedan de acuerdo con ésta delirante teoría?) …y  ¡pare usted de contar!

 

En todo caso, lo cierto es que las estrategias de Trump  ha sido extremadamente erráticas. En la noche de las elecciones cuando él estaba liderando en algunos estados, aunque por cierto, nunca estuvo por encima de Biden en el número de delegados al Colegio Electoral, exigía que se parar el conteo de votos. En los días siguientes a las elecciones, en estados como Pensilvania que estaba adelante, pedía que se parara el conteo, pero en estados como Arizona donde su votación estaba por debajo de la de Biden entonces exigía que se contaran todos los votos. Siendo un estado federal, las elecciones acá son en verdad 50 elecciones distintas, con regulaciones y procedimientos diferentes y no una elección nacional. Por ello no existe un organismo central que administre el proceso y mucho menos que proclame a los ganadores a la presidencia. Históricamente son los medios de comunicación (primero los periódicos, luego la radio y desde fines de la década de los 40  la televisión) los que han anunciado los resultados de las elecciones aunque la oficialización de los mismos se hace una vez que las juntas electorales estatales certifican los resultados (que debe ocurrir antes del 8 de Diciembre este año),  los delegados electos se reúnen entonces el 14 de Diciembre en sus respectivos capitolios estatales para depositar su voto en el colegio electoral y finalmente los resultados se comunican al vicepresidente en su calidad de presidente del Senado. Sin embargo, tradicionalmente una vez que queda claro cual candidato ha obtenido al menos 270  (=538/2 +1) delegados, el resto del proceso es un mero formalismo. Esta vez, algunos por ignorancia pero otros por mala intención (por ejemplo, Trump mismo y su enloquecido abogado Rudy Gulianni)  quieren hacer vez esto como una “conspiración de los medios” para imponer un candidato, ¡señores esto se viene haciendo desde 1848!

 

La gente siempre tiende a identificarse con la victima, por ello, muchos respaldan de buena fé los reclamos de Trump o por lo menos su derecho a ventilarlos legalmente, pero lo imperdonable son los dirigentes republicanos que, de bastante mala fé sabiéndolo perdido, lo apoyan en sus desvaríos por fines muchas veces inconfesables. Las denuncias de Trump de fraude masivo no han conseguido ningún asidero en la realidad. Hasta la fecha más de 19 demandas legales hechas por sus abogados han sido declaradas sin lugar, muchas de ellas de manera sumaria, dada su total falta de fundamentación. Claro existe en la constitución norteamericana una arcaica posibilidad, que pareciera Trump está acariciando, que consiste en que, en definitiva el nombramiento de los delegados al Colegio Electoral es potestad de los órganos legislativos de cada estado, y por tanto creando caos y duda sobre la limpieza de las elecciones él esperaría que en los estados controlados por los republicanos  se nombraran delegados desestimando el voto popular. Ello sería una operación terriblemente riesgosa, antidemocrática e impopular y de hecho  ya algunos estados, como Pensilvania, han dicho categóricamente que ellos no están dispuestos a pasar por encima de la voluntad popular.

 

La situación actual es inédita. Una cosa como ésta no había pasado nunca. Si bien en  1876 la presidencia se decidió una par de días de la toma de posesión, por cierto con una infame negociación que implicó el retiro de las tropas federales del sur dejando a la población afroamericana recién liberada a merced de los racista sureños, ella  no implicaba a un presidente en ejercicio y además ocurría en un país de escasa importancia en la política internacional. Esta vez sin embargo ocurre en la primera potencia mundial y  líder del mundo libre, por ello el daño que le ha hecho Trump a la democracia norteamericana y en especial al sistema electoral es inconmensurable. Los dictadores como Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Alexandr Lukashenko, entre otros, se deleitan con el espectáculo de Trump y sus  destempladas denuncias. La autoridad moral de los Estados Unidos en el mundo ha sido dañada quizás permanentemente. 

 

En todo caso el equipo de transición del presidente electo J. Biden ha comenzado organizarse y a trabajar a pesar de la negativa de Trump de brindarle de ayuda de ningún tipo. Esto tiene muchos riesgos tanto en política internacional, como en política nacional y en particular, respecto a la pandemia que esta totalmente fuera de control, con más de 150 mil casos nuevo diarios en la útima semana. El 20 de Enero  a las 12 del mediodía se juramentará el nuevo presidente y aunque mucho puede pasar en los días que faltan para llegar a esa fecha, a menos que ocurriera un improbable cataclismo político, será Joe Biden el que lo haga ese día como el presidente número 46 de los Estados Unidos. 



jueves, 29 de octubre de 2020

 Cuál es la propuesta de Trump para su segundo período en la presidencia?

 Wilfredo Urbina

 

A menos de una semana para la fecha de las elecciones en EEUU vale la pena preguntarse cuáles son las propuestas que tiene Trump para su eventual segundo período. Si uno busca en las páginas de su campaña (https://www.donaldjtrump.com) se encuentran mucha propaganda pero poca sustancia. Mucha propaganda MAGA pero pocas propuestas a futuro.

 

Durante la convención nacional  republicana  (RNC) en Septiembre, por primera vez  en la historia, no se presentó un programa. El comité nacional republicano, dada la ausencia de una propuesta por parte de candidato Trump, propuso presentar el mismo que se había presentado en la convención de 2016, él se negó, pero tampoco propuso algo alternativo por lo que al final simplemente no hubo ningún programa de gobierno para el periodo 2021-2025. Muchos podrán decir que eso no es sino un simple ritual político dado el pragmatismo que campea la práctica  política, sin embargo la discusión necesaria  entre las diferentes facciones de una organización política termina estableciendo ciertos puntos centrales, prioridades y parámetros que permiten orientar la gestión de gobierno tal como ocurrió en el caso del partido demócrata. Nada de eso ocurrió en la RNC y por tanto la dirección del partido republicano le ha dado un cheque en blanco a Trump. Ello unido con que buena parte de la convención consistió en la intervención de sus hijos y familiares ``alabando su labor’’ habla de un creciente culto a la personalidad no visto en la política norteamericana hasta ahora.

 

En ningún momento una situación como esta es conveniente para la salud de un sistema democrático, pero en un momento como el que vivimos, en medio de una pandemia, con una creciente evidencia de efectos catastróficos del cambio climático y con crecientes retos en la arena internacional la falta de propuestas puede tener consecuencias peligrosísimas.

 

Dado que en verdad no hay propuestas concretas para su supuesto segundo período presidencial, analicemos  las respuestas que  hasta ahora ha dado la administración Trump a los puntos más críticos de la actualidad:

 

-       En primer lugar está  por supuesto el problema de la pandemia.  La respuesta de la administración Trump no ha podido ser más desastrosa. La incoherencia, la improvisación, el desprecio a la opinión de los científicos (a los que en privado ha llegado a llamar estúpidos) y a la ciencia misma sumado con la politización de cosas tan elementales como el uso de la máscara ha conducido a resultados terribles. Con casi 9 millones de infectados y con más de 225 mil muertos el balance es lamentable por decir lo menos. Más aún, los Estados Unidos se enfrenta hoy a una tercera ola de contagios (la inicial en Marzo, sobre todo en la costa este con epicentro en New York, la segunda en el llamado ``sunbelt”  con epicentros en Florida, Arizona y Texas)  es la más diseminada con más de 41 estados registrando cifras alarmantes y extendiéndose a zonas rurales; esta claro pues que la pandemia está fuera control. Pero peor aún, las recientes declaraciones  de Mark Meadows jefe de gabinete de Trump explícitamente renuncia a controlar la pandemia pero llaman a abrir la economía sin ningunas directivas, no preludia sino más muertes que se estima podría por lo menos duplicar las perdidas actuales. Está claro que frente a la pandemia Trump no tiene un plan estructurado, no ha ejercido ningún liderazgo y parece que no le interesa, incluso ha declarado públicamente que le fastidia que se siga hablando de la pandemia, como si con ignorarla va a desaparecer. Estados Unidos tiene el peor desempeños de un país desarrollado frente a la pandemia a pesar de sus ingentes recursos. Esto es un hecho constatable: de los 43.6 millones contagiados actualmente 8.82 millones son de Estados Unidos (20%) y de 1.16 millones de muertos 226 mil son estadounidenses (19.65%) sin embargo de los 7.700 millones de habitantes en el globo sólo 331 millones viven en EEUU (4.2%) las cifras hablan por si mismas.. En toda la historia de las pandemias ha existido  siempre la tensión entre salvar vidas y mantener la economía a flote, está claro cuál es la posición de la administración Trump al respecto. Desde el mismo inicio él restó importancia, mintió descaradamente, sabiendo la gravedad de los que se avecinaba, no para evitar el pánico del público sino el de Wall Street y del índice Dow Jones. Finalmente, luego de la ayuda bipartidista que se logró para los negocios y los más necesitados en Abril no ha habido y parece que los republicanos no están interesados en una segunda ayuda que muchos requieren con urgencia y que la cámara de representantes aprobó en Junio (Hero’s act). Finalmente, en búsqueda de un chivo expiatorio y para no asumir responsabilidades, Trump decidió retirarse de la WHO, bajo la acusación de estar al servicio de China, esto en medio de la pandemia puede tener consecuencias catastróficas en el combate global de la misma.

 

-       En segundo lugar está el problema del cambio climático. En la campaña del 2016 Trump dijo que no creía en el cambio climático que era un invento para beneficiar a China. Coherente con ese parecer retiró a los Estado Unidos del acuerdo de Paris. Gracias a que EEUU es un estado federal, siguen habido logros y avances locales en la lucha contra el cambio climático, obteniendos gracias al esfuerzo de ciudades y  estados a pesar del sabotaje de la administración Trump, que lo único que ha hecho es avanzar en el desmantelamiento de EPA y de las regulaciones a favor del ambiente. En recientes declaraciones ha dicho que Estados Unidos tiene el agua y el aire más puros del mundo, puras frases hechas cero planes concretos. Frente a los incendios en California, Oregon y ahora Colorado,  por una parte y los crecientes huracanes en los estados del sur, dos caras extremas de la misma moneda,  no hay ninguna respuesta coherente, ni mucho menos un plan porque ello implicaría afectar los intereses  de las compañías petroleras y otros interesas tradicionales.

 

-       En tercer lugar, Estados Unidos es el único país  desarrollado que ha sido incapaz de brindar un servicio de salud universal a sus ciudadanos. El importante avance en esa dirección fue logrado en el 2010 con el ``affordable care act’’ popularmente conocido como Obamacare,  y que ha logrado hasta la fecha incorporar al sistema de salud a más de 20 millones  de ciudadanos y acabo con la perniciosa practica de las compañías aseguradoras de negar cobertura a personas con condiciones pre-existentes. Ese avance ha sido combatido por los republicanos con más de 70 intentos de derogarlo, unos con argumentos político/filosóficos  partiendo del principio troglodita que un estado que hace eso es por definición ``socialista”,  otros por un mero cálculo electoral. Trump prometió en su campaña en el 2016, en su obsesión de acabar con todo lo que hizo Obama, acabar con el programa y sustituirlo por una supuestamente infinitamente mejor. Por ellos se unió al esfuerzo republicano para terminarlo  por la vía legislativa ,  en el congreso lo que ha resultado infructuoso y ahora para hacerlo por la vía judicial frente a la Corte Suprema. El 10 de Noviembre es una fecha clave al respecto, en todo caso derogar  Obamacare y dejar a más de 20 millones de personas sin seguro médico en medio de la pandemia sería una verdadera monstruosidad criminal.  Ahora bien, cual sería el plan alternativo? Eso brilla por su ausencia, aparte de reiterar que se mantendrá las pólizas de personas con condiciones pre-existentes no se sabe muy bien cómo, no existe ningún plan alternativo para sustituir  Obamacare  luego de más de 4 años. Ocurre con el plan de Trump lo mismo que con sus impuestos, siempre anuncia que lo va a mostrar pero nunca se concreta…

 

-       En política migratoria hay que reconocer que lamentablemente ha cumplido con algo de lo que había prometido. Ha sido, eso si, una política infame, racista y despiadada contra los migrantes. Quizás la cara más horrible ha sido el de la separación de hijos menores de sus padres, para desmotivar la inmigración de familias. Los ha  recluido en sitios con condiciones infrahumanas, donde incluso los ponen el jaulas  ello habla de una política desalmada y sádica soló concebible en mentes retorcidas como la de Stephen Miller. La reciente noticia que hay más de 500 niños a los que no se saben dónde están su padres es el último eslabón de atropellos y atrocidades cometidas por esta administración. Por otra parte el famoso muro que prometió en el 2016 y que supuestamente iba a obligar a que pagara México he terminado siendo una mera operación propagandista, ya ni siquiera la menciona en su campaña,  con un modesto remozamiento de ciertas partes de la divisorias que ya existían, a expensas de fondos reconducidos en operaciones de dudosa legalidad del departamento de defensa. Respecto a los dreamers (hijos de migrantes ilegales que llegaron de niños acá) no tiene ninguna respuesta y simplemente los ha intentado utilizar como ficha de negociación. La prohibición de entrada al país de musulmanes de ciertos países es otra cara xenófoba y quizzeas anticonstitucional de su política, Finalmente, respecto al destino de más de 11 millones de migrantes ilegales que hay en el país aparte de la persecución y represión no tiene ninguna propuesta viable y realista.

 

-       En política exterior el panorama es todavía más desolador. Trump con su populismo nacionalista (``America first”) se ha alejado de los socios tradicionales de Estados Unidos como son la Comunidad Europea, Japón y Corea del Sur. Sus socios en la OTAN lo miran hoy en día con recelo y desconfianza. La promoción de la democracia  y el respeto a los derechos humanos que fueron el eje de la política exterior estadounidense por muchos años ha quedado sólo para meras declaraciones. Esto se manifiesta en varios hechos concretos:

 

o   El abandono vergonzoso de la oposición siria dejándole el terreno de juego al dictador Bashar al Assad y su padrino Putin,  abandonado por ejemplo a las heroicas milicias kurdas, es una muestra de inchorencia y deslealtad tanto con la gente como con los valores democráticos. 

o   En Afganistan sus conversaciones de paz con los talibanes, simplemente para retirar las tropas norteamericanas pero sin la participación directa del gobierno que distintas administraciones han apoyado hasta ahora es otra muestra de desinterés y pragmatismo.

o   El caso venezolano es un capítulo aparte, donde la incoherencia e inconstancia ha llevado la situación a un punto muerto que terminó  fortaleciendo al narcorégimen de Maduro, y que se puede sintetizar con el refrán ``mucho ruido y pocas nueces’’. Basta revisar el libro de John Bolton que tiene un capítulo completo dedicado a Venezuela.

o   La guerra comercial con China ha sido desastrosa para muchos sectores de la economía norteamericana  y con resultados prácticos  de dudosa utilidad, menoscabando las relaciones multilaterales que se han ido organizando por largos años  a través de la Organización Mundial del Comercio (OMC)

o   Trump sacó a los Estados Unidos del  acuerdo multilateral con Irán sobre su desarrollo nuclear (que incluye a Francia, China, Rusia, Inglaterra y Alemania) y le reimpuso sanciones económicas. Pareciera que la razón fue básicamente porque lo firmó Obama, pero cuál es la  política alternativa para contener a Irán? No existe. Por otra parte, siguiendo en el medio oriente,  el alinearse con el gobierno israelí de manera incondicional no parece ser una política que a largo plazo pueda dar frutos para resolver en nudo gordiano de problema palestino.

o   Su política de acercamiento con Corea del Norte, con tres cumbres con el sanguinario Kim Jong Un, no han reducido  para nada el peligro nuclear que ese país representa pero le han dado legitimidad a un líder que obtuvo el poder de manera hereditaria y al que el propio Trump no deja de alabar a pesar del historial de atrocidades de él y su familia.

o   La implícita complicidad con Putin, al que le cree más que  a su aparato de inteligencia, y al que no ha confrontado en ningún terreno no deja de ser escandaloso y sospechoso. Rusia ha desarrollado su agresiva política  exterior sin ningún contrapeso.

o    Quizás uno de los rasgos más distintivos de la política exterior de Trump,  que no esconde su admiración por líderes dictatoriales como Putin, Erdogan y Kim Jong Un, pero ataca a los líderes de los países democráticos y  tradicionalmente aliados como Canadá, Francia y Alemania. Su tentación autoritaria es más que evidente.

 

 

Así  pues, de resultar electo el 3 de Noviembre Trump  tendría una agenda prácticamente desconocida tanto en política domestica como en política exterior. Lo que sí es claro que la democracia norteamericana seguiría sufriendo sus embates populistas y antidemocráticos y no sabemos a ciencia cierta cuánto más los podrá resistir.
Amanecerá y veremos...

 Donald Trump y las elecciones en USA: la democracia como dilema. 

Wilfredo Urbina

 

El proceso de declive de la democracia liberal a nivel mundial en las últimas décadas es un fenómeno muy bien documentado. El caso venezolano puede considerarse como un claro precedente de este proceso y en  los casos de Rusia, Turquía, Hungria entres otros, se observa claramente el proceso de cómo los mecanismos de control democrático y la división de poderes, la base de la democracia misma, se van diluyendo. El triunfo de Donald Trump en las elecciones del 2016 se inscribe en también en ese proceso.

 

El hecho que un excéntrico empresario de bienes raices de New York, con seis declaraciones de bancarrota a sus espaldas, relaciones turbias con  jerarcas de la “nomemklatura” rusa y sin ninguna experiencia política derrotara en las primarias republicanas a 16 precandidatos con larga experiencia política,  habla no sólo de la profunda crisis del partido republicano, cada vez más un partido minoritario blanco, sino de la salud de la democracia bipartidista norteamericana. Pero más aún, su inesperado triunfo en  las elecciones presidenciales en Noviembre del 2016, un triunfo que como está hoy en día bien documentado ni él mismo creía, significó un verdadero terremoto político que habla no sólo de una profunda crisis de representatividad de la democracia norteamericana sino, también, del profundo malestar social en vastos sectores de la sociedad.

 

En los ya casi cuatro años de la gestión de Trump, hemos sido testigos de una constante tensión entre todo el andamiaje político de “check and balances” del estado y su autoritarismo cada vez menos disimulado. Para un venezolano que presenció el desmontaje de la democracia en Venezuela, este proceso ha sido especialmente angustioso y doloroso. Las coincidencias y los paralelismos entre el proceso de cómo Hugo Chávez demolió todos los controles democráticos en Venezuela, comenzando con la guerra a los medios de comunicacón, la función controladora del poder legislativo y el claro objetivo de controlar el poder judicial, ha sido replicado, como si fuera un guión, por Donald Trump. 

 

Por supuesto, la solidez de las instituciones democráticas de los Estados Unidos es infinitamente mayor, con  más de 230 años de perfeccionamiento y consolidación, que las venezolanas no tenían y apenas duraron 40 años. Sin embargo, ya hay inequívocos signos de debilitamiento de los controles. La guerra contra la prensa independiente a la que él ha llegado a tildar “enemigos del pueblo” (Stalin dixit),  comienza a dar frutos y se empieza a ver preocupantes signos de autocensura; el hecho de que la Casa Blanca se negara a colaborar en la investigación del congreso (que terminó en el “impeachment” del presidente, pero no su destitución), no tiene precedentes en la historia política de los Estados Unidos. Por otra parte, que en plena campaña electoral Trump insista en que el tiene “derecho” a más de una reelección, a pesar que una enmienda constitucional explícitamente limita a sólo dos los períodos presidenciales, recuerdan mucho las declaraciones de Chávez quien desde un primer momento, comenzó a declarar la “necesidad” de la reelección presidencial. Finalmente,  el hecho que el departamento de Justicia, tradicionalmente independiente del presidente, haya intervenido en los procesos judiciales de varios de los asociados de Trump para favorecerlos y, más recientemente ,haya intervenido en un proceso judicial privado del ciudadano Donald Trump, en el que se le acusa de violación, de un  suceso ocurrido en la década de los 90, convirtiendo al fiscal general en su abogado personal, ha hecho sonar las alarmas. La conclusión de un libro reciente de Michael S. Schmidt “Donald Trump versus The United States: inside the Struggle to Stop a President”  es que Trump poco a poco ha ido “sometiendo” a la resistencia institucional a su autoritarismo por lo que la posibilidad de su reelección es preocupante por decir lo menos.

 

Un hecho que ha marcado, muy a pesar de Trump, todo su mandato, es la investigación sobre la interferencia rusa  a su favor en las elecciones del 2016; ese es “el elefante en el cuarto” el cual  en vísperas de una nueva elección presidencial, sigue “vivito y coleando”. Las consecuencias de este hecho son incalculables, paradójicas y el daño político a la democracia estadounidense podría ser devastador si se concreta su segundo mandato, por las poco claras relaciones entre Trump y el que debería ser su archienemigo: Vladimir Putin.

 

Por otro lado, la democracia estadounidense siempre ha tendido hacia una plutocracia, pero ahora con Trump se ha transformado un extraño híbrido que algunos llaman “plutocracia populista” lo que luce evidentemente como una contradicción “in terminis”, pero que, no por ello, deja de ser muy real. Por ejemplo, Trump y los republicanos lograron una drástica reforma impositiva que, a la larga, sólo beneficia a los más ricos, sin que su base de apoyo popular se resintiera en lo absoluto, es una muestra innegable de esta alianza “contra natura”.

 

Las probabilidades de reelección de Trump, que a comienzos de año lucían casi imbatibles, se desplomaron por su desastroso manejo de la pandemia, con más de 6 millones de contagiados y más de 200 mil muertos hasta ahora; la crisis económica en que se sumió el país a raiz de la cuarentena, con niveles récord de desempleo y, finalmente, por  la explosión social en el verano producto el racismo sistémico que permea todo los niveles de esta sociedad,  en especial a la policía. Por ahora no las tiene fácil;  Joe Biden, que a sus 77 años es el  candidato a la presidencia de mayor edad, a pesar de no ser un candidato especialmente carismático se mantiene a nivel nacional con una ventaja de más de 7 puntos porcentuales. A mes y medio de las elecciones es mucho lo que puede pasar y el usual “October surprise” es un recurso que todos los candidatos intentan, sobre todo si están abajo en las encuestas. Algunos especulan que, incluso, una “aventura” en Venezuela no es descartable para el “candidato” Trump que quiere aparecer como un tipo duro  de “law and order”.  

 

Si bien las probabilidades de reelección de Trump, por ahora, lucen bastante bajas,  su victoria no es imposible. El hecho que la elección del presidente  de  Estados Unidos sea en segundo grado a través del colegio electoral, un verdadero anacronismo histórico, hace que su candidatura sea todavía viable. Su triunfo es difícil, pero no imposible, como ya ocurrió en el 2016 cuando perdió en el voto popular por más de 3 millones de votos frente a Hilary Clinton, pero ganó en el colegio electoral. Esta disparidad, que es la segunda vez que ocurre en este siglo, se debe a que en la gran mayoría de los estados aplican el principio “the winner takes all” para la selección de los representantes estatales al colegio electoral. Lo que sí está claro, es que si Trump llegara a ganar la presidencia será por el colegio electoral, pero no por el voto popular.

 

Finalmente, la pacífica y rutinaria transferencia de poder, incluso cuando gana el partido en la oposición, una tradición acá que comenzó en las elecciones de 1800 cuando el federalista John Adams le entregó la presidencia al demócratá-republicano Thomas Jefferson, aparece hoy seriamente amenazada. Trump ha dicho, y lo ha repetido ya varias veces, que la única forma que él sea derrotado es si se produce un  fraude electoral. Los posibles escenarios de qué ocurriría si Trump se niega a reconocer su derrota son varios. Por lo  pronto, Trump se ha dado a la tarea de socavar la confianza de los norteamericanos sobre el proceso electoral y, en especial, la  confianza en el voto por correo, una modalidad de larga tradición en el país y que, frente a la pandemia, debería ser una alternativa práctica y lógica. Lamentablemente Trump la ha descalificado totalmente caracterizándola como una inevitable fuente de fraude, gastando más de 20 millones de dólares en su campaña para desacreditarla. Por ello, las posibilidades de tener un claro ganador en la noche del 3 de Noviembre, lucen cada vez más remotas y más bien una pesadilla de rumores, impugnaciones legales, movilizaciones y, en general,  caos es el escenario que a estas alturas luce como el más probable, a menos que hubiera una victoria con un amplio margen para cualquiera de los candidatos, lo que por ahora luce bastante improbable.

 

Amanecerá y veremos…

 

 

miércoles, 8 de junio de 2011

El rancho nacional por Charito Rojas

El rancho nacional
Notitarde/noticierodigital.com
Enero 13, 2010
Charito Rojas

 charito-rojas3 [320x200]“El problema no es lo que ignoramos. Es lo que estamos seguros de saber y es falso”. Mark Twain, periodista y escritor norteamericano (1835-1910).

Tuvimos una Navidad similar a la de los últimos 10 años, plagada de apocalípticos pronunciamientos de un Presidente cuyo único familiar amado es ese padre putativo que muere a pedacitos en Cuba y con quien pasó la noche de Año Nuevo. Sin respetar la paz y armonía que tanto ansiaban los venezolanos en esos días festivos, el Grinch de Miraflores estuvo encadenado hasta por seis horas el 30 de diciembre y el 31 de diciembre, declarándole la guerra al imperio y a Colombia, mostrando fotos sacadas de Internet de supuestos aviones que nos van a invadir. Total, amargándonos, cual es su costumbre, la Navidad.

Pero la gran estocada vino para Reyes: el Comandante nos dio el regalo de la devaluación y de un fiero racionamiento de agua y electricidad, que merman hasta los tuétanos la capacidad productiva del país y condena a muerte al ya terminal sector industrial y comercial. Aparte de reducir a la mitad la capacidad adquisitiva del venezolano, devaluando sus ahorros en la misma proporción que la moneda.

Vamos a estar claros: razones financieras para la devaluación las hay. Desde hace mucho tiempo los economistas dicen que el bolívar está sobrevaluado, que un dólar a 2,15 es irreal e insostenible para el gobierno. Hasta allí la explicación económica, pero lo que ve el ciudadano que está sufriendo este vendaval en su bolsillo y en su calidad de vida es que la responsabilidad absoluta de esto la tiene un gobierno irresponsable que durante once años ha gastado los más cuantiosos recursos que haya tenido nunca Venezuela en imponer una revolución inventada por un solo hombre que pretendió (¡que bien suena este tiempo pasado!) convertirse, gracias al dinero de Venezuela, en un líder mundial. Mucho camisón pa´Petra, como decía mi abuela. Fuera de hacer el ridículo en todos los escenarios donde se ha parado, avergonzando el gentilicio venezolano, el Comandante sólo exhibe un logro: haber destruido a su país, tu país, mi país.

De su fracaso hablan claramente cifras inocultables. En 11 años la inflación ha remontado 733%. Por cuatro años consecutivos, Venezuela, el rico MacPato del petróleo latinoamericano, cuyo Presidente anda por el mundo regalando a manos llenas recursos indispensables para mitigar la miseria de los venezolanos, ostenta el primer lugar con la inflación más alta del Continente y la segunda del mundo, después de Zimbawe. En apenas dos años el bolívar que él llamó Fuerte, ha perdido más del 60% de su valor y con ello, ha empobrecido en la misma proporción a los trabajadores venezolanos. El músculo productivo del país está seriamente afectado, a punta de expropiaciones, “tomas” e invasiones. De más de dos millones de hectáreas en plena productividad entregadas a parceleros sin vocación ni oficio, apenas 90.000 están produciendo algo. Le quitaron las torrefactoras a sus ancestrales dueños, ahora no hay café. Expropiaron a los agricultores de la caña de azúcar y tomaron los centrales azucareros, ahora no hay azúcar. Y se acabaron los dólares para importar alimentos, más aún en año electoral cuando el gobierno debe alimentar con recursos las fauces de las maquinarias del PSUV para ganar a como de lugar las elecciones parlamentarias. Porque mientras los industriales y comerciantes tienen que esperar meses a que les concedan una parte de los dólares para importación, Pdvsa gozará del privilegio de cambiar sus dólares a 4,30, es decir, doblando sus ingresos en bolívares, indispensables para la compra de votos. “Y quien quiera viajar por placer que pague el precio”, dijo el ministro Giordani, sin ningún rubor de representar a esa manga de funcionarios públicos que viajan por todod el mundo con ilimitador viáticos en dólares. Porque para revolución el placer es pecado si es para los demás, porque al igual que en todos los regímenes comunistas, los placeres y la abundancia están reservados a la clase gobernante.

Mentirosos habituales

La mentira habitual es lo que más molesta de estas medidas económicas. Como llamar “ajuste cambiario” a una devaluación del 100% de la moneda. Como querer hacernos sentir culpables del colapso de los servicios de agua y luz porque nos bañamos con mucha agua o encendemos demasiados bombillos. Sólo los seres verdaderamente fanatizados creen al gobierno la excusa del Niño, ese fenómeno climático que ciertamente hace estragos en la sequía mundial. Pero resulta que aquí en Venezuela en el año 2003 hubo una sequía mucho mayor a ésta, superada porque todavía quedaban previsiones de la democracia y los embalses y reservorios cubrieron la falla. Si el Niño fuera realmente el culpable ¿por qué en otros países del mundo que también lo sufren no hay racionamientos? Respuesta sencilla: porque sus gobiernos tomaron medidas, hicieron con tiempo campañas de concientización y no esperaron a que sus “guri” estuvieran por debajo de las cotas necesarias para actuar. Diez años de desinversión e indiferencia hacia los asuntos que son de la absoluta responsabilidad gubernamental ha dado este dramático resultado. El Comandante toma la decisión del racionamiento cuando Corpoelec le pasa un informe donde le advierte que si no se corta el consumo en casi un 30%, para abril del 2010 estaremos a oscuras. Lo lamentable es que Presidentes de Edelca y de la Electricidad de Caracas, en los años 2003 y 2006, habían advertido al gobierno de la cercanía de un colapso eléctrico si no se acataba el plan nacional de inversiones en el sector. Los blancos de ese racionamiento son los entes que consumen más electricidad: las empresas de Guayana y la región capital. Gravísimo el que se estén paralizando empresas que sustentan la infraestructura nacional. Si hoy las autopistas, edificios públicos y la vialidad del país lucen destruidos, en pocos meses veremos paralizada la industria privada de la construcción. La falta de electricidad esta afectando seriamente la poca producción industrial del país. Y los comerciantes se halan los cabellos, con el Indepabis cerrándolos si remarcan los precios (porque este gobierno no tiene idea de lo que significa “valor de reposición”) y amenazados nada menos por un Presidente que se atreve a decir en nombre propio que les quitará sus negocios para darlo a los trabajadores. Cómo se ve que el de Sabaneta no ha manejado en su vida ni un kiosco de periódicos. La amenaza, la persecución y los cierres solo ocasionarán que cada vez se bajen más santamarías, que empleados engrosen las filas de los buhoneros, que profesionales y comerciantes se marchen de Venezuela, igual que lo han hecho ya cientos de miles, buscando un país que respete su derecho a ser libres y prósperos.

El rancho nacional
Estamos viviendo un país ranchificado. Nuestros orgullos, Pdvsa, el Metro de Caracas, el Teresa Carreño, han sido tomados por asalto por hordas que no creen en el derecho a no ser chavista que tiene la mayoría de la población venezolana. La delincuencia tiene sitiado al país y sólo vemos al Ministro del Interior darse cuenta de esto cuando le disparan a su primo, alto funcionario por cierto de su Ministerio. El venezolano no tiene ninguna calidad de vida: la revolución le mintió. En 11 años no ha arreglado la calamidad del transporte público y permite que el hampa atraque a los humildes en busetas y hasta en los vagones del Metro. La manifiesta ineptitud y el estar ocupados en hacer una revolución y no en gobernar, produce los nefastos resultados de hospitales colapsados, de redes de CDI abandonadas; de planteles educativos que servirían mejor para alojar cochinos en lugar de infantes; la infraestructura no preocupa a nadie pues el Ministro esta mas interesado en cerrar radios y televisoras que en construir un país; los nueve planes de vivienda anunciados por la sucesión de Ministros, han fracasado. Este gobierno ha construido menos viviendas que el gobierno que construyó menos viviendas en la democracia: el segundo de Rafael Caldera.

Condenados a vivir con miedo, sin agua, luz, llenos de basura y enfermedades, el venezolano ve con estupor la conducta irresponsable de este desgobierno. La cobardía se suma: el hombre que se fascina por hablar en cadena, por escucharse durante horas su cháchara reveladora de la poca profundidad del charco de sus conocimientos, no se atrevió a anunciar una medida capital como la devaluación del bolívar, en cadena nacional. O tal vez crea que es más importante y merece cadena la habladera de bolserías, la cantadera de coplas o los chistes de burdel barato que enterarse de que el bolívar ya valía desde ese momento 100% menos. De noche, como lo hacen los furtivos, en un programa de segunda en esa televisora de segunda que antes era el Canal de todos los venezolanos, allí nos dijo como quien no quiere la cosa y en mitad de una cantidad de anuncios, que nuestros ahorros se devaluaron, que nuestros hijos no podrán estudiar en el exterior, que no habrá mas vacaciones, que los negocios podrán quebrar, que las importaciones estarán reservadas con dólar preferencial para el gobierno. Tanto nadar para morir en la orilla. Demasiado daño, demasiada irresponsabilidad. Después de decir mil veces que no devaluaría, lo hizo. Igual pasará con el aumento de la gasolina cuando se vea con el agua al cuello con sus personales compromisos internacionales y con la venidera campaña electoral. Es un manipulador de los poderes y estos lamentablemente están en manos de corifeas (nunca ese nombre estuvo más ajustado a la beldad física y moral de sus detentadoras). Pero ya el puntillazo a los venezolanos está dado. Nadie duda de la responsabilidad del Presidente sobre el desastre nacional, ni siquiera sus afectos que ya no encuentran a quien echar la culpa del caos, para salvar a su Comandante.

Destinos entrelazados
Particularmente tengo una convicción que aquí confieso y que desde hace muchos años he analizado y es la profunda vinculación entre los destinos de Rafael Caldera y de Hugo Chávez. Caldera fue Presidente por el golpe de Chávez: se montó en la ola de la protesta, supo con su habilidad política interpretar el sentir de la mayoría pobre del país. Y si bien Chávez no fue Presidente porque Caldera le diera el indulto sino por los millones de venezolanos que votaron por él, lo cierto es que esa acción reclamada por mucho sectores de la sociedad que el anciano Presidente complació, dejó un grave crimen contra la democracia sin castigo. Chávez y los otros militares absueltos atentaron contra un Presidente constitucionalmente electo, contra el régimen democrático que había elegido el pueblo de Venezuela, ocasionaron múltiples pérdidas humanas y daños a la infraestructura nacional, tomaron y perdieron equipos pertenecientes a la Fuerza Armada, por ende, a la nación. Y todos esos crímenes no sólo quedaron impunes sino que ahora los reos que están en el poder se autoglorifican declarando día de fiesta nacional el 4 de febrero. Fecha triste en la cual la democracia venezolana perdió su autoridad y dio pie a la plaga bíblica que hoy día vive el país.

Rafael Caldera entregó atormentado el poder a Hugo Chávez. Su expresión en la transmisión de mando en el Congreso Nacional y su inmediata retirada del hemiciclo no necesitó más palabras. Despojado de su investidura de Senador Vitalicio y de todo honor correspondiente a su condición de ex presidente, Caldera pasó los últimos diez años de su vida viendo como un solo hombre destruyó la obra que muchos, entre ellos él mismo, habían construido con sapiencia y entrega. Creo que el anciano líder murió con un gran dolor por el país. Muchos creímos sinceramente que era el castigo divino por el controversial indulto. Pero pensándolo bien, tal vez esa permanencia tenga mucho que ver con los destinos cruzados. Y si es así, pasa como en los viejos matrimonios: nunca se sobreviven por mucho tiempo el uno al otro. A la luz de esta vela, pido a los ángeles que digan Amén.


viernes, 13 de mayo de 2011

Antonio Sánchez García: Mitos y acechanzas de las primarias: Los peligros que enfrentamos

Mitos y acechanzas de las primarias: Los peligros que enfrentamos

12 Mayo, 2011


1

Antes y después del triunfo de la oposición chilena en el plebiscito de Octubre de 1988 no sobresalían grandes figuras políticas y ninguna personalidad, por sí sola, era capaz de expresar la diversidad de opiniones que se ocultaba en el corazón de la sometida y aherrojada oposición chilena. Sólo existían dos grandes bandos políticos opositores, disímiles en tamaño pero articulados y suficientemente poderosos como para entorpecer las recíprocas estrategias: el de quienes, luego de tres lustros de feroz tiranía, aseguraban que Pinochet sólo dejaría el poder por métodos violentos, y el de aquellos que apostaban a una salida constitucional, democrática, electoral y pacífica.


Eran dos claras opciones, idénticas en sus propósitos aunque antagónicas en sus métodos, que no encontraban su perfecta expresión en personalidades, sino en grupos. La vía violenta la preconizaban los comunistas, los miristas – enconados enemigos en tiempos de Salvador Allende – y los sectores radicalizados del Partido Socialista, todos en la clandestinidad. Mientras que la vía democrática y constitucional era representada por la Democracia Cristiana, los socialdemócratas de uno y otro signo y sectores independientes de todas las tendencias.

No eran compartimentos estancos y en rigor fue una combinación de las acciones de ambos factores la que contribuyó a debilitar al régimen y asestarle el golpe de gracia del plebiscito y del triunfo electoral de la Concertación. Las acciones del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), brazo armado del Partido Comunista de Chile, entonces bajo el respaldo ideológico y material del régimen cubano, hicieron temblar las bases policiales del sistema. El impactante atentado del FPMR con armas largas, cortas y bazukas en una de las vías cordilleranas cercanas a Santiago efectuado el 7 de septiembre de 1986, que produjo varias víctimas mortales en la comitiva presidencial y estuviera a un tris de costarle la vida a Augusto Pinochet, que volvía de su casa de descanso, puso de manifiesto la inmensa gravedad del momento político y llevó a recapacitar a importantes sectores de la derecha chilena, hasta entonces aliadas a Pinochet, acerca de la necesidad de una salida pacífica al impasse en que se encontraba el país. Esos sectores armados, si eran capaces de un atentado tan espectacular y de tanta solvencia militar, estaban perfectamente capacitados como para iniciar una guerra civil.

El propio Gabriel Valdés, ex canciller y ex embajador en Washington durante el gobierno de Eduardo Frei Montalba, posiblemente el político más carismático y preparado de la DC, tomó muy en serio las perspectivas de la lucha armada para derrotar al tirano. Lo que posiblemente le costó su sacrificio político. Su contendor en el partido, Patricio Aylwin, había apostado todo su prestigio y su ascendiente sobre el conjunto de las fuerzas opositoras sobre dos pilares fundamentales: la salida democrática, sin vacilaciones, y la unidad, sin cuestionamientos. Fueron ambas razones las que lo llevaron a la presidencia. Nos lo contó a Antonio Ledezma, a Agustín Berríos y a quien esto escribe en una larga y muy fructífera conversación que sostuviéramos en su casa habitación inmediatamente después que nos recibiera el presidente electo, Sebastián Piñera. Un político y un empresario. Dos estadistas.

2

Luego del trascendental triunfo de la oposición democrática en el plebiscito, obra del esfuerzo, la tenacidad, la organización, el voluntarismo y la profunda emotividad de la apuesta por la libertad, a la que todos los sectores democráticos se sumaran sin maniqueísmos ni mezquindades, todo el país democrático sabía que, por razones de obvia sensatez política, el candidato para vencer al dictador y a la dictadura debía provenir del centro político – que incluso había respaldado el golpe de Estado. Y que las naturales ambiciones personales debían subordinarse sin reservas de ningún tipo a un doble objetivo: unirse en un gran bloque unitario de acción nacional, la llamada Concertación Nacional por la Democracia, y escoger de entre sus filas al candidato más idóneo y que mejor representara los anhelos unitarios a ser seleccionado para ganar las elecciones y presidir un gobierno de Concertación Nacional. Bajo un programa de gobierno largamente meditado y elaborado por los mejores especialistas en las respectivas materias, los cuales, por razones igualmente obvias, resultaron ser los ministros encargados de ejecutarlo. Una perfecta combinación generacional: un líder democrático de 71 años, con una larga vida política, y jóvenes ministros, algunos de poco menos de cuarenta años, provenientes incluso del MIR y del PS. Una estrategia diseñada por el ex rector de la Universidad de Chile, Edgardo Boeninger, un ingeniero de 64 años. Pues la estrategia y la dirección del proceso de transición fue producto de la madurez de experimentados políticos y profesionales. Por cierto: como la de Venezuela, luego del 23 de enero del 58 y la de España, luego de la muerte de Franco en 1975.

Los partidos políticos estaban prohibidos. Los registros electorales, destruidos. Y tras diecisiete años de tiranía y un férreo control mediático, la ciudadanía apenas conocía a los líderes opositores. Cuando en plena campaña por el plebiscito Ricardo Lagos, un intelectual y político del centro socialdemócrata de 48 años
prácticamente desconocido por los chilenos, en un programa de televisión osó romper las reglas del juego para dirigirse directamente al dictador señalándolo con su índice y denunciándolo por aspirar a gobernar por otros ocho años, el país se sumió en el asombro. No daba crédito a lo que veía. Se rompía la burbuja del silencio tras quince años de implacable tiranía. Hace algún tiempo, Lagos, que pasó a la fama y se ganó el derecho a liderar el socialismo chileno y conquistar la presidencia a partir de ese sencillo acto de coraje ciudadano, contaba que uno de sus nietos no entendía cómo, algo tan insignificante, había impactado tanto a los chilenos.

Ganado el Plebiscito, gracias a un paciente trabajo de zapa que no dejó rincón de ese largo y accidentado país sin recorrer y conquistar, vino el gigantesco desafío: derrotar en las urnas al dictador y conquistar la presidencia de la república. Aceptado por todos y de buen grado el derecho de Patricio Aylwin a ser el abanderado, todos se empeñaron por igual en derrotar al tirano y conquistar la presidencia de la república. Democristianos y Socialistas, representantes de las dos grandes tendencias opositoras, acordaron un pacto de entendimiento que han observado con una lealtad verdaderamente admirable. No importaba el puesto de los respectivos partidos en las encuestas: todo fue compartido a partes iguales. Lo que les permitió sortear el período más frágil, peligroso y delicado de la historia política chilena: la transición hacia la democracia. 4 gobiernos de lujo formados por dos democratacristianos y dos socialistas. Aylwin, de 72 años; Eduardo Frei, de 52 años; Ricardo Lagos, de 62 años y Michelle Bachelet, de 55 años. Todos ellos probos, maduros y experimentados. Mayor prueba de unidad, de ecuanimidad e inteligencia, imposible.

3

He sostenido que el desafío que enfrentaron con tanto éxito y sabiduría los chilenos fue inmensamente menos complejo y difícil que el que enfrentaría un gobierno venezolano de reconstrucción nacional. El país estaba social y humanamente quebrantado y con heridas mucho más profundas que las que sufrimos los venezolanos. Reconciliar a los chilenos, enconados en un enfrentamiento que pudo ser fratricida, era una tarea de enormes dimensiones. Pero la institucionalidad jurídica y militar no estaba corrompida y la infraestructura nacional no sólo se encontraba en plena recuperación: la dictadura la había liberado de sus lastres críticos e iniciado un desarrollo que, continuado con sabiduría por la Concertación, llevaría al Chile devastado por el experimento socialista a la nación extraordinariamente desarrollada que es hoy. A punto, gracias a la sabiduría, al esfuerzo y a la unidad nacional y patriótica de sus hombres y mujeres de alcanzar el nivel de desarrollo y bienestar del Primer Mundo.

A pesar de la complejidad, de la gravedad y la devastación de nuestra cultura y nuestra economía, que demandan la misma lucidez, la misma unidad y un esfuerzo aún mayor que el empleado por los chilenos para salir del pantano de la crisis y el totalitarismo, la inconsistencia de nuestra cultura política y la persistencia de mitos y prejuicios que obnubilan la justa visión de las cosas de electores compulsivos tras ilusiones ópticas – la juventud o la supuesta virginidad con que avalan a sus modelos preferidos – el país aún no parece tener plena conciencia del momento histórico que enfrentamos.

Si lo tuviéramos, no seríamos víctimas de esta absurda balcanización de nuestros esfuerzos. No nos aprontaríamos a una guerra a cuchillos entre los distintos factores, partidos y postulantes por vencer en las Primarias. Se comprendería que no se sale de un pantanal de estas proporciones con el mágico recurso “al cambio generacional”. Ya se hubiera comprendido que el único y principal enemigo es el autócrata y la devastadora catástrofe en que nos ha hundido. Nadie evadiría el enfrentamiento con sus siniestras pretensiones, sus escandalosos abusos, su delirante caudillismo, su inmoralidad, su corrupción, su
inescrupulosidad, su irrespeto a la Constitución y a las Normas. Y en vez de defenderse de ataques o prepararse a responder con otros más arteros, estaríamos unidos exigiendo el irrestricto cumplimiento de la Ley, exigiendo transparencia al CNE, organizando los núcleos de nuestra gran batalla. Y preocupados por escoger al más experimentado, al más culto, al más templado de nuestros líderes.

Ya nos hemos enzarzado en un primer combate: el de nosotros contra nosotros mismos. Que impere la racionalidad para que no se nos convierta en un combate cruento e inútil, que deje profundas heridas e impida la unidad fervorosa que requerimos. Una unidad de corazón, no de dientes afuera. Es el único camino hacia la victoria. Que la ambición no nos ciegue. No nos traicionemos a nosotros mismos. No pavimentemos el camino hacia nuestra derrota.

martes, 3 de mayo de 2011

Entrevista Tal Cual: Hay venezolanos lavando platos en Miami


DOMINGO
Domingo 01 de Mayo de 2011
| 22
TalCual


Domingo

VENEZOLANOS EN EL MUNDO

Wilfredo Urbina: Hay venezolanos lavando platos en Miami

"El sabio no enseña con palabras, sino con actos." "Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres una jornada.

Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda la vida." Lao Tsé



EZEQUIEL BORGES


Wilfredo Urbina es profesor de matemática avanzada en la universidad de Roosevelt, en Chicago CORTESÍA
" Pareciera que hoy en día ser un intelectual o ser un profesional exitoso es casi un pecado en Venezuela. Entre ese ambiente social malsano y esos salarios de hambre, qué carajo quiere uno regresarse. A pesar de ese mujerero hermoso que hay en Venezuela, jajaja", me dice Wilfredo Urbina, venezolano, matemático y profesor de matemáticas avanzadas en la Universidad de Roosevelt, en Chicago, donde aplica un poco lo aprendido en aquel maravilloso libro de Malba Tahan, El hombre que calculaba, y le enseña a sus estudiantes en Chicago de una manera atractiva que la matemática está donde quiera que miremos. Es, sin embargo, un maestro escapado, algo así como cuando Lao Tsé (salvando las muchas diferencias), aquel maestro que vivió en la época más sangrienta de la historia de China (Los reinos combatientes), huyó frustrado al Tibet, escapando de la corrupción y la violencia. Es un paralelismo riesgoso, ya lo sé, porque Wilfredo desafiando la idea de que los matemáticos son tipos serios es un venezolano de esos que se saben reír de sí mismos, como lo comprobará el lector más adelante.

Wilfredo Urbina hizo su licenciatura y su maestría en la Universidad Central de Venezuela, en la Escuela de Física y Matemáticas en Caracas. Entró como profesor de matemática pura en la UCV en el año 78 y se fue a la Universidad de Minnesota a hacer el doctorado en el año 83 con una beca de la misma Central. Estuvo 5 años allí.

Luego de Minnesota hizo un año de post doctorado en Filadelfia y regresó a Venezuela en el año 89 otra vez a la docencia.

¿Cómo aterrizaste en Chicago? Porque nosotros mi mujer, Luisela, y yo nos vinimos a EEUU en el 2004, con una posición que yo conseguí de profesor visitante en la Universidad de Kansas por un año. Al año, se acabó el contrato son contratos finitos y conseguí una posición de profesor visitante en Nuevo México por 2 años. Entonces, a Luisela le ofrecieron dar clases de estudios críticos de cine en De Paul Universtity, aquí en Chicago. Yo también conseguí una posición de profesor visitante en De Paul, que se renovaba cada año, pero el año pasado conseguí una posición teniortrack (contrato de prueba) en otra Universidad, ahorita soy assistant professor en la Roosevelt University de Chicago. Es un escalafón muy corto, por cierto: assistant, associate y full professor.

¿Es decir que estás arrancando de nuevo desde el escalafón más bajo? Cierto, yo era profesor titular en la UCV pero en fin... Cuando me entrevistó la decano aquí en Roosevelt ella me decía: "Bueno, pero Ud. es full professor (profesor titular) allá en Venezuela, y lo que nosotros le podemos ofrecer es assis
tant professor...". Y yo le digo "está bien, no se preocupe...". ¿Qué quieres que le diga? Hay venezolanos que están lavando platos en Miami. Al menos yo estoy trabajando en lo mío que es dar clases de matemática pura.

¿Y tienes oportunidad de llegar a ser profesor fijo? Sí, tomaron en cuenta mi experiencia y me dieron ese teniortrack que te dije por 3 años, lo que es relativamente corto, luego de lo cual me evaluarán para saber si me quedo fijo.

¿Tienes que resolver alguno de esos teoremas imposibles que la matemática no ha resuelto para que te dejen fijo? No, jajaja, haces un expediente tuyo, metes tus evaluaciones docentes, los artículos que has publicado, las cosas administrativas que has hecho, pides cartas de personas que opinen de tu trabajo y ellos te evalúan y deciden...

Un matemático puro es un ser atípico es cualquier parte del mundo, pero, ¿qué hace un matemático venezolano en Chicago? Lo que yo hago se llama análisis armónico o método de Fourier...

Suena más a música que a matemática...

Tienes razón, están relacionados. Es que armónico es un término musical pero que también se usa en análisis matemático. La música se puede describir con herramientas del análisis armónico. Si vamos a la cuestión musical, por ejemplo, los sonidos musicales se pueden describir como una superposición de ondas. ¿Tú estudiaste trigonometría en el bachillerato? Si tú superpones la familia de seno y coseno eres capaz de reproducir ondas musicales...

¿Tiene alguna aplicación práctica el análisis armónico? Fue el primer método para representar funciones trigonométricas. Hoy en día, Internet, todo lo que es compresión de datos, todo lo que son imágenes, son
algoritmos basados en la parte aplicada más visible del análisis armónico. En el siglo XX, una de las escuelas a nivel mundial más importantes de
Urbina asegura que la matemática sirve para todo, menos para conquistar mujeres.
esa rama de la matemática que es el análisis armónico está en la Universidad de Chicago. Mischa Cotlar, que fue mi profesor en la UCV y era toda una leyenda de la matemática mundial, estudio aquí en la universidad de Chicago en los 50s. Eugene Fabes, otro monstruo, también estudió aquí. Chicago fue la cuna donde se crearon muchas de las teorías que uno estudia. Para mí estar aquí es como para un árabe ir de peregrinación a la Meca.

¿Cómo haces para explicarle la matemática avanzada a tus estudiantes? ¿Te has leído El diablo de los números, de Hans Magnus Enzensberger, un libro que explica la matemática de una forma divertida? Claro. Yo tengo una experiencia muy linda con ese libro. Se lo compré a mi hijo mayor cuando él estaba por segundo o tercer grado y le encantó. Él lo iba leyendo y lo iba comentando cuando íbamos al colegio y, como es muy hablador, también lo comentaba en la escuela y así se creó toda una sensación alrededor del libro.

Hay otro libro interesante por la forma amena con que se explica la matemática y es El hombre que calculaba de Malba Tahan...

Sí, yo me leí ese libro cuando estaba terminando bachillerato y ese libro tiene mucho que ver con que yo terminara siendo matemático. Mi hermano mayor es biólogo y como yo era bueno en biología yo pensé que también iba a estudiar biología.

Pero, en quinto año, el profesor que nos tocó de biología no daba la talla, los profesores anteriores habían sido muy estimulantes. Éste, en cambio, era un profesor tradicional con un librito estándar. Entonces, me fastidió la biología. Me quedé como en el aire. Se dieron varios factores, uno fue ese libro. El otro fue que, como yo era buen alumno y había eximido todas las materias, no tenía nada que hacer en julio. Y tenía a mis panas que eran todos malos alumnos...

Un nerd con malas juntas...

Sí, jajaja. Entonces, mis panas me pidieron: "oye, Wilfredo, ¿por qué no nos das clases para el examen final de matemáticas?" Nos reuníamos en casa de uno ellos 3 veces a la semana con pizarra y todo, y, explicándoles a esos tipos, entre El
hombre que calculaba y estas clases, me
dije: "Coño, esto es lo mío". Tú te emocionas cuando tratas de explicarle la matemática a un estudiante, que fue lo que yo sentí cuando les explicaba a mis panas.

Los 3 pasaron, por cierto. Yo siempre digo que la matemática es como esas mujeres todas formalitas, con el pelo recogido y lentes, todas secas... después tú te acercas y empiezas a conocerlas y se sueltan el pelo, se quitan los lentes, y resulta que son de una exuberancia muy atractiva, jajaja.

¿La matemática sirve para conquistar mujeres? Coño, no, eso es para lo único que no sirve. ¿Qué les podrías decir? "Cariño, el teorema de Pitágoras se parece a ti... el seno y el coseno de la hipotenusa de la circunferencia de la tierra al cuadrado se parecen al seno y a tu...

No, no funcionaría, en serio. Imagínate que yo le dijera a una mujer a la que me estoy levantando: "te acuerdas del paper que yo escribí sobre cálculo diferencial, mira, mi amor, lo hice pensando en tus ojos...". Ni de vaina se lo iba a creer.

¿Cómo te ha tratado Chicago a ti? Chicago es una ciudad muy interesante. Fue la ciudad que creció más rápido en el hemisferio occidental. Un poco lo que está pasando ahorita en China, esas ciudades que en 10 años crecieron de la nada.

En 1830, cuando la independencia de Venezuela, aquí no había prácticamente nada. Y a la vuelta de 50 años había un millón de personas. Es una mezcla de italianos, de latinos, de blancos anglosajones...

Por otro lado, es una ciudad racialmente dividida, el sur es negro y el norte es blanco. Es una ciudad donde se originaron muchas ideas, no sólo matemáticas, los rascacielos los inventaron aquí en Chicago...

Perdona, el primer rascacielos lo construyeron en Nueva York y se llama Equitable, eso todo el mundo lo sabe.

No, chico, fue aquí en Chicago que era el centro de la industria del acero. Pero no voy a entrar en la rivalidad entre Chicago y Nueva York porque como venezolano no me toca. Siguiendo con Chicago, tampoco es que la gente sea muy amable. Es una ciudad muy organizada, eso sí, sobre todo para un caraqueño, donde uno puede planificar la vida relativamente bien. A nosotros no nos alcanza para ahorrar demasiado pero tenemos un nivel de vida que no tendríamos en Venezuela. Así de simple. Vivimos al día y todo pero es una vida más racional. Claro, no tienes a tus amigos acá...

¿Te dan ataques de nostalgia? Sí, de nostalgia de lo bueno. Porque cuando vas a Venezuela y ves los rollos que hay quieres salir corriendo.

No creo que a ningún venezolano le produzca nostalgia la violencia del fin de semana en Caracas con sus supuestos 100 muertos, según algunas fuentes, ni siquiera hay estadísticas claras...

Por eso digo. Fíjate tú, aquí hay un periodiquito adjunto al Chicago Tribune un periodiquito que lo reparten gratis y anualmente hacen un reportaje del número de muertos del año en la ciudad. El año pasado fueron 490 muertos. En todo el año, toma nota.

Tampoco está bien.

No, es cierto, pero ¿esé que quiere decir? Que son 40,8 muertos al mes. Nada más y nada menos, en términos matemáticos, claro.

Uhmmm. Y eso con el libre acceso a las armas que tienen los norteamericanos...

Con el libre acceso a las armas y con el área metropolitana de Chicago que es el triple que la de Caracas. Un fin de semana aquí hubo 7 muertos y el alcalde, el lunes, convocó una reunión de emergencia de todos los organismos de seguridad. Con eso te digo todo. La seguridad es incomparable con la de Caracas. La vida es un poco solitaria, sí, sobre todo porque no tienes ni a la familia ni a los amigos. Y a la edad de uno hacer amigos no es tan sencillo... ya yo tengo 57 años, compadre, lo que pasa es que burro chiquito siempre es pollino.

¿Cómo es la comunidad venezolana en Chicago? No es muy grande, la verdad. En diciembre hacen una cena navideña. En el 2009 hicieron unas hallacas del carajo y yo le recomendé a mucha gente para que fuera este año pasado pero cuando la gente llegó lo que había era comida china, jajaja.

¿Tú te regresarías a vivir a Venezuela? No. Pero estoy dispuesto a ir a reconstruir cosas si cambia el régimen. Yo siento que la sociedad venezolana está dando vueltas en círculos, no avanza. Perdimos la brújula. Perdimos un tren en los 70s con Carlos Andrés y la bonanza petrolera y ahorita, con otro discurso, estamos perdiendo otro tren y quizás algo peor , nos estamos montando en el tren equivocado.

Yo le di todo mi esfuerzo durante 25 años a la UCV y a Venezuela y eso lo están destruyendo todos los días.